No es raro encontrarse en esta ciudad con comercios como éste. Para sus habitantes los viveros son lugares tan familiares como las ventas de artesanías.
Allí es posible dar rienda suelta a esa fascinación que ejercen las flores y las plantas ornamentales en la población de esta ciudad y de sus alrededores, como si la vocación de urbe estuviera combinada, de una manera poco convencional, con la necesidad de mantener la naturaleza siempre presente.
No sólo los jardines públicos dan cabida a una gran variedad de plantas, también los jardines privados, los patios interiores y los balcones dan albergue a todas esas plantas que florecen de forma constante o que refrescan el ambiente y la vista con su innumerable variedad de verdes.
Así se ven expuestas para la venta en todos los viveros de la ciudad y en los municipios vecinos.
Otra vez la Feria de las Flores...
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