A la sombra de las palmeras y del edificio Coltejer la gente se pasea por Junín.
No importa de dónde vengan o cuánto tiempo lleven viviendo aquí, tarde o temprano “todo el mundo” llega a Junín para caminar por estas tres cuadras de restaurantes y almacenes, que hacen parte de uno de los recorridos más tradicionales en esta ciudad.
A veces, para quienes vivimos aquí, este recorrido se vuelve tan cotidiano que las vitrinas y los edificios y hasta la gente dejan de mirarse con el asombro de la primera vez, pero siempre, aunque uno pase por allí muchas veces, la magia de esta calle emblemática permanece. Es como si durante las muchas décadas que la gente ha caminado por allí, hubiese impregnado esta calle de esa magia que tienen los lugares donde las personas de todas partes sienten que algo de ellas se les queda o como si inconscientemente dejaran algo de si a propósito para tener la disculpa de volver.
Junín es uno de esos sitios que tienen todas las ciudades donde nadie se siente ajeno a la tierra que pisa, uno de esos lugares que aunque resulten extraños o exóticos para algunos, no dejan de hacer sentir a los visitantes que, de alguna manera, también les pertenece.
Junín, siempre Junín...
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarMi nombre es Paulina y soy administradora de un directorio de webs/blogs. Me ha gustado mucho tu blog personal. Quisiera intercambiar enlaces. Puedo agregar tu blog en mi directorio para que así mis visitantes puedan visitarlo tambien.
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Pau