El lazo que ha golpeado rítmicamente el suelo de
tantos andenes, patios o calles de barrio desde el comienzo de los tiempos, acompaña la vitalidad de unos niños.
En un parque de la ciudad, pobre de árboles
pero lleno de multitud de tipos humanos la gente que pasa se contagia de la alegría
inmediata de estos niños, cuyo color de piel refleja a la mayoría de la gente
de este país.
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