Desde los confines de la historia las cajas,
que varían de volumen y materiales según las necesidades de quien las vaya a utilizar,
han adquirido en ciertas ocasiones un halo de misterio, sobre todo cuando se
las encuentra en lugares desusados o cuando abrirlas se presenta como un
problema difícil de resolver.
Es el caso de ésta caja que sorprende a quienes
visitan por estos días el Jardín Botánico de la ciudad suscitando toda clase de
hipótesis.
Permanece allí al sol y al agua, flotando imperturbable
mientras la vegetación trata de formar en torno a ella un círculo protector y la
gente se hace preguntas, mientras pasea alrededor del lago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario