Las ilusiones ópticas tienen de su lado la necesidad que tiene el hombre de cruzarse en su camino con lo maravilloso. Este helecho parece flotar en la atmósfera inmóvil de un antiguo claustro, dedicado hoy a otros menesteres, como muchos de los edificios antiguos y grandes de la ciudad. Pero esas nuevas actividades que se realizan entre sus paredes, no le han podido quitar al aire una cierta quietud que invita a la reflexión, así sea mirando una planta que cuelga de un alambre invisible.La realidad de Medellín va más allá de la imagen oficial. Queremos mostrar el rostro de una ciudad que parece cambiar cada día. Aunque la arquitectura permaneciera inalterada, la atmósfera, la naturaleza y la gente influirían en su aspecto de manera constante.
Ley de gravedad (Medellín, Colombia)
Las ilusiones ópticas tienen de su lado la necesidad que tiene el hombre de cruzarse en su camino con lo maravilloso. Este helecho parece flotar en la atmósfera inmóvil de un antiguo claustro, dedicado hoy a otros menesteres, como muchos de los edificios antiguos y grandes de la ciudad. Pero esas nuevas actividades que se realizan entre sus paredes, no le han podido quitar al aire una cierta quietud que invita a la reflexión, así sea mirando una planta que cuelga de un alambre invisible.Sed (Medellín, Colombia)
Bajo un sol abrasador (como describen en las novelas al sol de los desiertos), las ramas resecas de un árbol se estiran hacia el cielo como pidiendo clemencia o buscando una nube que anuncie la lluvia. Pero no hay nubes a la vista y el azul del cielo es tan brillante y nítido, que hasta hiere los ojos de quien se atreve a mirarlo fijamente.Las huellas del oficio (Medellín, Colombia)
No se conocen las motivaciones de quien decidió marcar este bloque de cemento, tal vez pretendía combatir el paso del tiempo, como los viajeros que escriben su nombre en la superficie de las pirámides o tal vez todo se reduzca a una simple estrategia publicitaria, de la peluquería que queda justo enfrente.
El color de la repetición (Medellín, Colombia)

En esta calle, que debería ser declarada patrimonio histórico de la ciudad, la gente valora tanto la belleza del conjunto que forman las fachadas de sus casas, que no les han cambiado el aspecto desde su construcción, hace décadas. La armonía es tal, que parece que un diseñador hubiera definido la combinación de colores, para resaltar el efecto que produce la repetición de su arquitectura.
Nubes y estrellas (Medellín, Colombia)
En el tradicional punto de la Avenida Oriental con La Playa una muñeca que flota sobre un colchón de nubes y estrellas saluda a los medellinenses y a todos los visitantes.Desde noviembre se empieza a armar la figura principal del alumbrado del centro. El espíritu de los que pasan por este lugar, comienza a aligerarse con la expectativa de un mes que, para casi todo el mundo, está asociado con la maravilla de la luz y la esperanza.
Verde mandarín (Medellín, Colombia)
Los edificios también pueden volver a sus orígenes; esta vieja edificación recientemente restaurada e iluminada de verde, funcionó durante mucho tiempo como un colegio para niñas después de haber pertenecido a la Universidad de Antioquia. Hoy ha vuelto a su vocación de claustro del Alma Mater. Pero en sus corredores ya no se oyen los argumentos de los estudiantes de derecho, sino los balbuceos incomprensibles de quienes se adentran en el laberinto chino del idioma mandarín.Desafío a la realidad (Medellín, Colombia)
El hombre que se desliza frente a las paredes del edificio, es aparentemente uno de los encargados del aseo. Aunque no se sabe si es eso lo que hace en realidad: es posible que las figuras que se adivinan detrás de lo que parece vidrio, sean el resultado de su pintura y que los dos objetos a su lado sean algo más que simples baldes, tal vez son dos aparatos que le permiten desafiar la gravedad… y la realidad.Pepito (Medellín, Colombia)
Durante unas semanas este marranito estuvo en el mostrador del lugar donde se toma el mejor café en Medellín. Fiel a la fama de omnívoros de los de su especie, recibía monedas y billetes de todas las denominaciones y de cualquier divisa.Hace mucho tiempo que Pepito fue reemplazado, pero el sabor del tinto que hacen allí no cambia.
Brillante y opaco (Medellín, Colombia)
El brillo de los vidrios nuevos y las paredes recién pintadas contrasta con las superficies opacas y desvaídas de los muros que llevan décadas a la intemperie.
Pesebre II (Medellín, Colombia)

A un lado de la gruta, adonde se dirigen José y María inexorablemente, está el librito con la novena que se reza por las noches, matizada con los versos tan repetidos y conocidos, pero que nunca pierden el encanto que evocan.
Pesebre (Medellín, Colombia)


Los nacimientos en México o belenes en España son los mismos pesebres que se hacen por todas partes y en todos los estilos en esta ciudad. En una calle de Campo Valdés, una ramada protege uno cuyas figuras son tan especiales que su autora las guarda en la casa y sólo las saca por las noches, cuando se va a rezar la novena o, como en este caso, aparece alguno con una cámara fotográfica. Entonces le pide el favor al fotógrafo que espere, entra en la casa y vuelve a salir con sus tesoros y los ubica en el lugar que les corresponde.
El hombre que encontró su sombra (Medellín, Colombia)
Aunque parezca cosa de fábula o de Las mil y una noches, a veces la sombra se embolata entre tantas sombras estáticas o en movimiento que hay por ahí. Se pone a seguir a cualquier otro o se queda quieta, fundida con la de un edificio o un poste. Pero siempre siente la necesidad de encontrar a su dueño.Este hombre que mira hacia atrás con la confianza de quien sabe que tiene una sombra como cualquier objeto sólido, no sabe que esa sombra a sus pies pudo haber estado perdida o revuelta con otras… y hasta es posible que no sea la suya.
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