Las palabras, ansiosas, se montan unas sobre otras en el afán de capturar la atención del transeúnte, pero lo único que logran en realidad es que el cerebro mezcle todo en una sola mancha de ruido visual y haga caso omiso al mensaje urgente que se le quiere transmitir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ésta, debería llamarse "El desespero de las Fotos"
ResponderEliminarEstamos completamente de acuerdo. "Fotos desesperadas" tampoco le quedaría mal.
ResponderEliminar