Sólo la naturaleza es capaz de producir un blanco tan nítido, que refleje la luz totalmente, como estas flores que prosperan a la entrada de un edificio en el centro de la ciudad. Ni siquiera esa capa de polvillo negro, que cubre todas las superficies expuestas a la contaminación, permanece sobre sus pétalos.
La realidad de Medellín va más allá de la imagen oficial. Queremos mostrar el rostro de una ciudad que parece cambiar cada día. Aunque la arquitectura permaneciera inalterada, la atmósfera, la naturaleza y la gente influirían en su aspecto de manera constante.
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