El ojo atento del camaleón no deja de observar
mientras el visitante lo mira desde la seguridad que ofrece un vidrio de
protección, satisfecho de poder acercarse a un animal cuyo hábitat original se
encuentra en la lejana y misteriosa África.
Para los habitantes de las ciudades tanto los
zoológicos como los acuarios son la única opción de ver animales que en su
mentalidad citadina representan las regiones exóticas que quizá nunca lleguen a
visitar.
Los zoológicos y los acuarios tratan cada vez
más de recrear el entorno real del que fueron sustraídos los animales. Sin embargo no dejará de ser extraño, al menos
para el animal, permanecer todo el tiempo en un lugar completamente cerrado, con
el clima bajo un control estricto, donde las únicas novedades están representadas
en los seres que pasan frente a él.
Aunque con el tiempo este camaleón debe haberse acostumbrado
a esas caras redondas que se acercan y se alejan siempre iguales y siempre
distintas.
Tal vez para la
realidad del camaleón quien lo mira es el mismo, que cambia de aspecto y de
colores, así como él.