En esta ciudad, donde los estilos arquitectónicos de diferentes partes del mundo y de distintos períodos históricos se combinan constantemente, se ven creaciones como esta torre que no estaría fuera de lugar en la plaza de uno de esos pueblos italianos dedicados durante siglos a la producción de vino. En uno de esos pueblos que se encuentran en algún recodo de los caminos recorridos por los viajeros que visitan la vieja Europa buscando, como lo hizo Goethe, un refinamiento espiritual que para muchos es imposible de hallar en su propio entorno.
Pero con toda seguridad donde si es posible encontrarse con una torre como ésta es en una de esas novelas del siglo XIX como La cartuja de Parma donde el ocre parece acompañar cada página leída o porqué no en algún pueblo descrito por Ippolito Nievo en su extensa novela.
Un hermoso marco para una hermosa estructura.
ResponderEliminar