Los edificios del centro que vemos pocas veces cuando caminamos con rapidez por sus calles, se agrupan en un sector relativamente pequeño, comparado con el tamaño de la ciudad. A lo lejos las montañas, siempre las montañas, parecen observar con la complacencia de unas viejas parientes, como ha crecido la antigua Villa de la Candelaria.
La realidad de Medellín va más allá de la imagen oficial. Queremos mostrar el rostro de una ciudad que parece cambiar cada día. Aunque la arquitectura permaneciera inalterada, la atmósfera, la naturaleza y la gente influirían en su aspecto de manera constante.
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