Como si estuviera escondida entre la espesura de un bosque, una gruta dedicada a un santo parece esperar la llegada de uno de esos caballeros andantes que recorrían el mundo medieval, en busca de aventuras y de portentos.
Aquí podría encontrar las señales para elucidar el misterio que atormenta a un rey o a una princesa.
O podría ser la entrada a uno de esos lugares subterráneos, donde espera un hechicero con la magia necesaria para encontrar el camino a algún castillo encantado.
Claro que todo esto es factible sólo en el mundo de la fantasía que se mueve en una dimensión paralela a la que vivimos todos los días; sin embargo la ciudad que acoge en su territorio rincones como estos le regala la posibilidad de soñar a cualquiera que desee hacerlo.
Basta con mirar los lugares que vemos diariamente con una mirada creadora. En ese mundo donde todo es posible, no es descabellado pensar que la gruta de este santo es la entrada a cualquier lugar fantástico que queramos imaginar.
Bueno, hoy me enteré que elucidar (del latín elucidare) significa dilucidar, casi regaño al autor pensando que era un error.
ResponderEliminar