Parece como si al contemplar esta imagen pudiéramos observar una de las múltiples entradas al laberinto de andenes que se adivina detrás de estos muros o al final de las escalas.
No es de extrañar que se haga la comparación de los pasadizos y escalas de este barrio con el enredo de cables que cruzan el aire sobre las casas. No se trata de una simple metáfora.
Las escalas desaparecen en las alturas, mientras que de los postes salen infinidad de alambres para formar una retícula irregular que divide el cielo en secciones de tamaños tan diversos y de forma tan caótica, como la distribución de las construcciones que cubren casi por completo el suelo de estas laderas.
Lo increíble es que en estas casas habitan gentes felices que hacen de la ciudad uno de los mejores vivideros del mundo.
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