Hay lugares en esta ciudad que todavía invitan
al recogimiento.
Grandes patios, corredores amplios flanqueados
por arcos que permiten la circulación del aire y la luz con plena libertad, son
las características de los edificios que se construían antes, permitiendo a la
mirada extraviarse en la vegetación de los jardines interiores.
Un soñador, parado frente a una ventana, podía
entregarse a la contemplación en una época donde el tiempo no se acortaba como
ahora por las múltiples actividades a las que debe dedicarse una persona
contemporánea.
Ahora, por fortuna, esos edificios atrapan algunos
desprevenidos que sin saberlo pueden ensimismarse en ellos de igual manera a como
lo hicieron tantas personas en otras épocas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario