En un lugar de la ciudad el plástico se
convierte, cada cierto tiempo, en un centro de atención para muchos (niños y
adultos). Es como si los colores, tan intensos, al representar de alguna manera
el estilo de vida de la gente de la ciudad actual produjeran una atracción desmesurada.
Hasta podría compararse esta imagen con una
fotografía gigantesca y aquellos que se introducen allí pudieran creer que penetran la
foto por entre los puntos de los que está formada en una pantalla.
Pero no, son simples colores al azar que atraen la
mirada de los visitantes y prometen a quien se sumerja parcialmente en estas
olas artificiales unas impresiones que pueden ser novedosas, pero que nunca igualarán
la sensación del agua alrededor del cuerpo en una piscina de verdad.
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