De la época en que los
artistas empezaron a pintar naturalezas muertas y bodegones han corrido muchos
regueros de acuarela y se han producido muchos manchones de óleo, y sin embargo
aun es posible encontrarse por ahí, en cualquier sala, una composición donde se
utilizan unos objetos que tuvieron usos cotidianos sin ninguna relación entre sí,
pero que además de la belleza con la que han sido revestidos por el pasar de
los años remiten al observador a una época donde el tiempo se medía con otros parámetros.
El contraste entre texturas, colores y materiales
le da a esta imagen una calidez especial.