El alma de los juegos (Medellín, Colombia)

En algunas culturas se ha creído que las fotografías se roban las almas -o al menos parte de ellas- y las encierran en un pequeño cuadro. Tal vez sea cierto y en las fotos se quede algo de la gente. Al menos cuando se ven fotografías viejas es como si la memoria intentara recuperar sensaciones, olores y sentimientos que el tiempo ha debilitado o que nunca se llegaron a experimentar.
Para estos jóvenes que posan sonrientes frente a las cámaras digitales, frente a los teléfonos celulares, esas fotos están plasmando para el recuerdo una nueva experiencia del mundo en el que viven y que será parte de ahora en adelante de sus historias como seres humanos.
Para los deportistas que los acompañan no será difícil recordarlos, al fin y al cabo parte de su alma quedó encerrada en esos pequeños cuadros, si les vamos a creer a las supersticiones, que a veces tienen algo de asidero en la realidad.

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