La actividad febril en un parque de la ciudad ha sido detenida en el tiempo gracias a una cámara fotográfica.
Grupos de personas que tal vez nunca se habían visto acudieron ese día y en ese momento preciso desde lugares cercanos o alejados, desde los barrios de la ciudad y hasta de lejanas tierras, para cumplir la cita que el destino les había fijado en este lugar.
Aislados unos de otros por las barreras invisibles que les impiden conocer a los demás, comparten el mismo espacio y se entregan a sus realidades completamente indiferentes a lo que pasa a su alrededor. El único que al parecer todavía siente que fuera de su pequeño entorno hay otro mundo, es el niño que abandona la escena donde se encuentra. Fija su atención en algún acontecimiento exterior, como ese personaje del cuadro de Velásquez, que nos inquieta con la mirada que pasa por encima de nuestro hombro para interesarse por algo invisible a nosotros.
Es una cita de desconocidos...
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