Muchas personas que han estado en coma o a punto de fallecer han descrito su experiencia, a la que todavía se le dan múltiples explicaciones sin que haya ninguna concluyente, como un túnel donde al final espera una luz brillante y seductora, tanto que sintieron un fuerte impulso de caminar hacia allí, pero al parecer no era su hora o siguieron el consejo tan repetido de “no ir hacia la luz”, pues esto significaría desprenderse completamente de la vida.
En esta fotografía una multitud se dirige hacia la luz, aunque ninguno de los que camina entre ella tiene aspecto de estar al borde de la muerte. Claro está que no se sabe lo que fue de ellos después de haber sido tomada esta foto.
Son pasajeros del metro de la ciudad que se apresuran en la rutina diaria de acudir a sus trabajos o lugares de estudio. Lo cierto es que la vista de esa luz intensa al final de las escalas produce cierto cosquilleo, le dan ganas a uno de devolverse para no sumergirse en la luminosidad que ha engullido a muchos de los que iban adelante.
Pero desoyendo las consejas la gente continua, unos se dejan llevar por la lenta escalera eléctrica, otros los más apresurados o los más retrasados, se deciden por las escalas, con tal de entregarse cuanto antes a ese futuro predecible que la luz cegadora al final de la cuesta confirma, como siempre lo hace… aunque quizá en esta ocasión lo desintegre. Nadie lo sabe.
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