Las ciudades, por sus características tan complejas,
producen de manera ininterrumpida imágenes que pasan desapercibidas entre las muchas
distracciones visuales que asaltan los ojos de los habitantes.
Una fotografía tomada desde el ventanal de un
conocido centro comercial combina la fresca textura del agua, precipitándose al
vacío, con el reflejo del sol en el parabrisas de un carro detenido frente a un
semáforo.
Podría ser una composición de esas que se hacen
mediante las herramientas de diseño de un programa de computador, pero es tan
real como las combinaciones del verde de la vegetación de las avenidas y los parques
con el gris inclemente del asfalto de las calles.